McDonald’s está invirtiendo $100 millones USD en un esfuerzo por “acelerar la recuperación y apoyar a los franquiciados más afectados” luego de un brote de E. coli vinculado a las cebollas en sus hamburguesas Quarter Pounder. La medida, anunciada en un comunicado de la compañía, subraya el impacto significativo que este evento ha tenido en la confianza de los consumidores y las operaciones de la marca.
De este monto, $65 millones estarán destinados a los franquiciados en los estados más afectados, donde las ventas disminuyeron drásticamente. El brote, que comenzó a finales de septiembre, ha dejado a 104 personas enfermas en 14 estados, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Al menos 34 personas han sido hospitalizadas, y cuatro desarrollaron el síndrome urémico hemolítico (HUS), una grave complicación que puede causar insuficiencia renal. Además, se confirmó una muerte relacionada con el brote.
Aunque la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) afirmó que actualmente no hay riesgos de seguridad alimentaria en los restaurantes de McDonald’s, el daño a la reputación y las ventas ya está hecho. Durante los primeros días del brote, la compañía retiró los Quarter Pounders de los menús en varios estados.
En JLP GLOBAL, especialistas en estrategias para el sector gastronómico, destacamos cómo una crisis de este tipo puede poner a prueba incluso a las marcas más consolidadas. La respuesta de McDonald’s, incluyendo la búsqueda de un proveedor alternativo y el restablecimiento de las ventas en 900 restaurantes, refleja la importancia de actuar rápidamente para proteger tanto a los clientes como a los franquiciados.
La inversión no solo busca aliviar las pérdidas económicas, sino también reconstruir la confianza de los consumidores, un elemento esencial para cualquier negocio en la industria alimentaria. Este caso resalta la necesidad de tener controles de calidad robustos y estrategias de respuesta eficientes en un mercado cada vez más competitivo y exigente.
Fuente: CBS