En el competitivo mundo de las franquicias de comida rápida, mantenerse en la cima requiere ajustes constantes. Hoy, le toca a Domino’s Pizza Enterprise (DPE), que ha tomado la drástica decisión de cerrar 205 restaurantes. La razón: optimizar su rentabilidad y concentrarse en zonas donde realmente pueda aprovechar su escala y fortaleza de marca.
Esta medida llega tras una revisión de su expansión acelerada durante la pandemia, un periodo en el que muchas marcas crecieron agresivamente sin prever los cambios en la demanda post-COVID. Ahora, con costos operativos más altos y ubicaciones que no alcanzan el volumen de pedidos necesario, la empresa ha decidido recortar su red, cerrando más de 200 puntos de venta, de los cuales 172 están en Japón, y fortalecer su estrategia.
Los cierres permitirán a DPE mejorar su rentabilidad en hasta 12 millones de dólares australianos anuales, aunque la reestructuración tendrá un costo único de aproximadamente 61,8 millones de dólares. Según Mark van Dyck, CEO del grupo, el enfoque ahora será una expansión más selectiva, priorizando áreas densamente pobladas con mayor potencial de crecimiento rentable.
Desde JLP GLOBAL, observamos cómo estos movimientos reflejan la importancia de monitorear constantemente el mercado y saber cuándo es momento de expandirse o replegarse estratégicamente. Las grandes cadenas no solo venden comida, sino que operan bajo modelos de negocio que deben evolucionar con los cambios del consumidor y la economía.
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Fuente: QSR Media Asia
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