El entusiasmo por la inteligencia artificial (IA) ha llevado a las empresas a imaginar un futuro donde esta tecnología optimiza cada aspecto del negocio. Sin embargo, detrás de las promesas de innovación, la adopción de la IA presenta retos que deben enfrentarse con una visión realista para evitar expectativas inalcanzables.
En JLP GLOBAL observamos cómo la IA puede impactar positivamente a las marcas de restaurantes de comida rápida (QSR, por sus siglas en inglés) en áreas como la personalización de pedidos y la gestión de inventarios. No obstante, para aprovechar estos beneficios, es crucial que las empresas conozcan sus limitaciones y desarrollen una comprensión profunda de sus capacidades actuales. Es fácil ver a la IA como una solución universal, pero su implementación trae consigo complejidades, desde la seguridad de los datos hasta la infraestructura técnica.
Invertir en IA no solo implica adquirir software; requiere expertos que interpreten datos y gestionen los sistemas, además de una inversión en formación y desarrollo. Sin una infraestructura sólida y un personal capacitado, las posibilidades de la IA pueden verse obstaculizadas, haciendo que el retorno de inversión se convierta en un desafío.
Para evitar caer en el bombo, las marcas QSR deben enfocarse en los beneficios alcanzables a corto plazo. Aplicaciones prácticas como la reducción de errores en pedidos, mejora en tiempos de entrega o la programación de personal pueden generar valor inmediato sin la necesidad de perseguir metas futuristas. Este enfoque pragmático permitirá que el sector QSR aproveche el poder transformador de la IA sin asumir riesgos innecesarios y mantenga la competitividad e innovación a largo plazo.
Fuente: QSR Magazine.